Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


Salmo 23


       El Salmo 23 es un escrito precioso, en el cual el Rey David describe con tintes poéticos: La relación que tenía con Dios, y la confianza que eso traía a su vida. Te invito a repasar conmigo la historia detrás de este salmo y las enseñanzas que Dios quiere darnos a través de él.

1.- El Señor es mi Pastor, nada me faltará.

Con el pasar de los años, he visto como Dios siempre encuentra la manera de hablar a nuestro corazón.  Se vale aún de los detalles más cotidianos, para revelarnos  los secretos  de su palabra. Casi como si susurrara a nuestro oído:   -presta atención porque hoy voy a enseñarte algo- . Sé que te identificas con lo que escribo. Ahora, mencionar esto es importante porque algo similar sucedía en la vida del rey  David; siendo adolescente, su papá le había encomendado un trabajo que no era popular, y tampoco prestigioso: él era cuidador de ovejas. No era soldado como sus hermanos, tampoco era comerciante, y realmente no figuraba para ser un hombre exitoso, mucho menos: ¡Un Rey!

 Sin embargo, fue en aquél “lugar secreto” donde Dios le preparó para su destino. Justo en esos momentos de soledad, la inspiración llegó para escribir el Salmo 23.

 En su rol de pastor ovejero: acarreaba diariamente al rebaño, llevándoles a lugares donde había alimento y sombra para descansar, las limpiaba,  y las protegía de cualquier peligro latente.  Muchas veces se vio desafiado por bestias  salvajes que se acercaban a las ovejas para calmar su hambre, y a pesar de que nadie estaba ahí para ver tan tremenda hazaña: ¡él ahuyentaba las fieras con gran valentía!David era fiel en la tarea que le había sido Encomendada, y de ninguna manera estaba dispuesto a llevar un reporte negativo a su padre.En medio de todas esas experiencias, David comprendió que infinitamente más que cualquier hombre: Dios es fiel. Entendió que Él nos ama tanto, que aún si nosotros llegamos a ser infieles, Él permanece fiel (2 Timoteo. 2:13) Como prueba de ello, Jesús se describe a sí mismo como “El Buen Pastor” en el nuevo Testamento, un Pastor que está dispuesto a dar la vida por sus ovejas (Juan 10:11) y en otra parábola, un Pastor que ama a la oveja que se ha perdido, la cual sale a buscar dejando atrás a las noventa y nueve.

Dios quiere pastorearnos y en su corazón está el deseo de cuidarnos, guiarnos y bendecirnos para que nada nos falte; pero ¿será que podemos expresar confiadamente: El Señor es mi pastor? ¿Buscamos a Dios únicamente para que conteste nuestras peticiones?, o, ¿realmente estamos dejando que guíe y pastoree cada aspecto de nuestra vida? Juan 10:27 dice: ¡Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen! Deja que Dios guíe tu vida, ¡hay muchas bendiciones para ti si decides hacerlo! ¡Dios te bendiga!

SAMUEL ROSAS