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LA VIDA NO SE VIVE A SOLAS


En días recientes llevamos a mis hijos a vacunar, les tocó a mi hija mediana y al bebé quienes recibieron una y tres respectivamente; el asunto es que el tema produce terror en mi casa al sólo mencionarlo y por eso las palabras “inyección” o “pin” son como “tabu” en casa. Lo realmente interesante fue que mi pequeña no lloró y actuó con gran valentía por lo cual le prometí un premio, así que nos dirigimos hacia el minisúper, ella corrió hacia el área de jugos, escogió uno y preguntó “¿puedo llevarle uno a mi hermana?”; ya estaba yo contento con su actitud valiente pero ahora tocó mi corazón de una manera especial ¿Por qué quiso acordarse de su hermana? ¿Qué la hizo rebasar la barrera del autointerés y el egoísmo para pensar en alguien que no fuera ella misma?… Siempre me ha conmovido el corazón de aquellos que saben compartir, de aquellos a los que no se les puede decir “que bonito sweater” porque se lo quitan y te lo regalan, de aquellos que saben ofrecer su tiempo, sus bienes y aun sus personas para bendecir a otros, aquellos que cuando oran usan mucho tiempo en pedir por las necesidades de otros, aquellos que aun dedican sus vidas al servicio de los demás. La Biblia enseña bastante sobre la generosidad, especialmente como un rasgo de madurez espiritual contrastada con el egoísmo que es marcado como un rasgo de inmadurez. El libro de proverbios en particular enseña bastante al respecto (3:27-28, 11:24-26, 13:22, 14:21, 18:16, 19:17, 21:13, 22:9, 25:14, 28:27) y especialmente quiero recalcar uno de esos versos: “Si puedes hacer un favor a quien lo necesite, no te niegues” (Pr 3:27 PDT)

En este tenor quiero felicitar a cualquier Pastor que lea estas líneas, especialmente a aquellos que no solo usan un micrófono o una plataforma sino que saben darse y preocuparse genuinamente  por las necesidades de otros, los que no son “asalariados” (Jn 10:7-21) sino que dan su vida por sus ovejas, los que sobrepasan la administración, la organización y la estructura y son capaces de sentarse en una banqueta a hablar con quien lo necesita. Les admiro porque esta labor requiere demasiado esfuerzo, un corazón fuerte, y son pocos los que llenan esta alta medida, quizá sea porque es la medida del Maestro, el buen Pastor, quien nos puso a todos el ejemplo. A todos mis Pastores mi agradecimiento y cariño sincero, y aquellos que son como Jesús, mi admiración y gran respeto… yo quiero ser como ustedes, yo también quiero imitar al Señor…

Pbro. Efraín A .Reyes Bonilla