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“Jesús Destruye Fortalezas Espirituales”


                Toda liberación exitosa debe comenzar primero al quitar aquello que defiende al enemigo. Al hablar de lucha espiritual, el apóstol Pablo pone en la lista de palabras “fortaleza”, para definir las fortalezas espirituales   dentro  de  las   cuales  Satanás y sus legiones se ocultan y protegen. El mundo en que vivimos esta sumamente contaminado por la maldad, de esta manera es un lugar fortificado y lo podemos ver en los medios cuando se habla de que: aumenta el número de asesinatos, crímenes sexuales, niños maltratados; todos los días se habla de balas, bombas, incendios, violencia, anarquía, gobiernos que explotan y oprimen, el mundo presa de las drogas, corrupción, ocultismo, etc.

Algunos reaccionan dando toque de retirada, otros hacen caso omiso y tratan de concebir pensamientos agradables aislándose de la sociedad; vemos injusticia y todo lo que nos rodea, pero no entendemos su verdadero origen. Debido a que nos excusamos tan rápidamente, es difícil discernir las áreas de opresión en nuestra vida; por eso toda área de nuestro corazón o de nuestra mente que no se haya rendido a Jesucristo es un área vulnerable al ataque satánico.

Debemos aprender de muchos personajes bíblicos, especialmente de Esdras cuando se dice de él: “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” Según lo que se dice de Esdras, él se había dedicado a estudiar la Palabrade Dios, obedecerla y enseñarla. Era seméjate a la persona de la cual habla Jesús en Mateo 13:52: “Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. un estudiante (aprende), un discípulo (vive lo aprendido), y un padre de familia (comparte lo que tiene). Tener una vida bien equilibrada es muy importante.

 ¡No permitas que el enemigo robe la bendición, ora,  lee las Sagradas  Escrituras, busca y clama a Dios!  ¡ha, y también, no dejes de congregarte!

Pbro. Rodolfo Torres