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ESCUCHAR PARTE FUNDAMENTAL DE LA ORACIÓN


La oración es tan vasta como lo es Dios mismo, a través de ella podemos fluir y sacar lo más profundo de nuestro ser, creo que a la hora llegada, nuestro corazón tendrá tanto que decirle a Dios que el tiempo se hará corto para esos momentos de intimidad. Platicar con Dios es fácil pues el nos escucha y nos escucha, tendremos interrupciones pues justo en ese tiempo, el enemigo querrá estorbar para que no tengamos comunicación y desarrollar una relación con nuestro Padre Eterno, a medida que avanzamos y persistimos en orar, será mucho mejor vencer al enemigo  pues Dios enviará ayuda para afirmar  esa comunión con nosotros.

En medio de los tiempos de oración, estamos tan acostumbrados a hablar y hablar, pero hay un momento en que será necesario callar. Alguien expresó: ¡como callar con tantas cosas que ocupo!

No sólo se trata de ser solventados en nuestras necesidades, sino de llegar a ser personas que creen en Dios por lo que El es, y no por lo que el nos da. ¿Cómo lo logramos? Escuchando su voz. Para conocer a una persona solo basta con oírle hablar, sus palabras nos dirán lo que hay en su corazón: su amor, anhelos, ocupación y convicciones. Si estamos orando y fuimos específicos en una petición ahora es el tiempo de callar. Que no sea el quebranto la única manera de escucharle sino que por voluntad propia, callemos. ¡Oír Su Voz es fundamental! El nos creo, nos formó y sopló sobre el hombre aliento de vida, esa es la primera voz que escuchó la creación, su voz dio orden y vez tras vez, durante siete días fue formado todo lo que el ordenó. LA VOZ DE Dios  se paseaba en el huerto del Edén, al aire del día. (Algunas veces le he dicho a Dios, que así se pasee en medio de mi casa), solo se necesitan corazones dispuestos a escucharle. Cuando el profeta Elías huía de Jezabel, pensaba que no había más vida para seguir adelante, pero después de caminar 40 días y 40 noches se fue a una cueva (1  Reyes 19), ahí escuchó la voz de Dios que le dio una nueva dirección para continuar su ministerio. Job le dijo a Dios: “Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás”. Si, porque Job tenía dudas, ¡y quería respuestas! Había una disposición de ser enseñado a través del silencio. Si no escuchamos no aprendemos, entonces no conoceremos y vana será nuestra oración, en lugar de diálogo será un monólogo.  Marta tenía una hermana llamada María que sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía, (Lucas 10:39). Tomarse el tiempo para escuchar a Dios será la mejor parte de nuestra oración, todo será más claro y continuaremos el día sabiendo que Su amor y misericordia nunca se apartarán de nuestras vidas. ¿Quiere usted escuchar la voz de Dios? entonces guarde silencio. Cuando usted clame a El, su Santo Espíritu le hablará… porque Jesús le ama y por eso le hará oír su voz.

Dios les bendiga abundantemente.

Magda Saldaña de Lozano.