Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


JESUS NOS LLAMA


“Y al pasar, vio a Levy hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.  Y levantándose, le siguió” (Mar. 2:14).

.Jesús invita a los hombres para que se le unan  su gran desafío; la gran comisión. El mandato de Cristo a Mateo (Mr. 2:14), a Felipe (Jn. 1:43), al joven rico que lo rechazó (Mt. 19:21) fue siempre el mismo: Sígueme. Así también, el mandato de Jesús para todos los que aspiramos ser sus discípulos es que tomemos su cruz y le sigamos (Mr. 8:34).

I   Lo que implica seguir a Jesús

  1.  Seguir a Jesús implica calcular el costo – Luc. 9:59-61

Jesús nos da la impresión de no aceptar que alguien le siga hasta que él no hubiese estado absolutamente seguro de que la persona sabía a lo que se comprometía.  Jesús no quiere que nadie le siga con falsas apariencias, ni acepta un servicio ofrecido por pura emotividad pues la duración del mismo sería corto.

  1. Seguir a Jesús implica sacrificio – Luc. 5:11

Repetidamente se destaca lo que las personas dejaron para seguir a Jesús.  Lo que a nosotros nos interesa percibir aquí es que seguir a Jesús nos compromete a lo que hoy se llama un trabajo permanente.  En nuestro tiempo, la diferencia es que seguir a Jesús implica servirle desde nuestro lugar de trabajo y no dejándolo.  Quizá sea más fácil dejarlo todo pero nuestro deber es testificar de Jesús donde él nos haya puesto.

  1. Seguir a Jesús implica una cruz – Mt. 16:24

La razón de esta implicación es que ningún hombre puede seguir a Jesús y a la vez hacer lo que le guste.  Seguir a Jesús puede significar el sacrificio de los placeres, hábitos, aspiraciones y ambiciones que componen la trama de nuestras vidas.  El seguir a Jesús implica este acto de renuncia y renunciar nunca es fácil.

II   Debemos ver lo que se da al seguir a Jesús

  1. Seguir a Jesús significa no andar en tinieblas sino en la luz –  Jn.8:12

Cuando un hombre se conduce solo por sus medios, fácilmente se pierde en la incertidumbre y puede terminar en las tinieblas del pecado.  Caminar en compañía de  Jesús es estar seguro del camino.

 Seguir a Jesús es llegar victoriosos en la misma gloria en que Jesús está –Jn 12:26

Jesús nunca prometió un camino fácil pero sí un camino que al final su aspereza sería olvidada.

Si tenemos el privilegio de ser llamados por nuestro Maestro a seguirlo y ser sus discípulos, aceptemos con gozo el reto, teniendo la seguridad de que cada día veremos la mano de Jesucristo actuando poderosamente en nosotros como Iglesia y a través de nosotros.

 Pbro. Raúl Rosas González